3/14/2011

El agua del turismo y las sequías

¿Os suena de algo?

Algunas cifras para leer despacio. Los hoteles de la isla colombiana de San Andrés consumen el 35% del agua disponible en su territorio. Se calcula que los turistas que viajan a Zanzibar gastan 15 veces más agua que la población local diariamente. Los campos de golf de Bali riegan tres millones de litros de agua cada día, al mismo tiempo que algunos residentes tienen que andar tres kilómetros para buscar el que van a consumir. En Botswana, mientras que a los bosquimanos se les ha prohibido reabrir un pozo utilizado por sus ancestros, los apartamentos de lujo de la reserva del Kalahari tienen piscina y permiso para perforar en busca de más agua. Por su parte, la localidad costarricense de Sardinal lucha desde hace tiempo para que no se construya el conducto que prevé utilizar su acuífero para abastecer complejos turísticos a pie de playa.

Estos son sólo algunos de los casos destapados por la organización británica Tourism Concern, que ha puesto en marcha el proyecto Water Equity in Tourism (WET) para investigar y denunciar cómo los intereses de las empresas turísticas están vulnerando el derecho al agua de muchas poblaciones en todo el mundo. En la mayoría de los casos se trata de complejos hoteleros que se apropian de las reservas necesarias para la población y la agricultura local, llegando en ocasiones a agotar los acuíferos subterráneos. Además, contaminan con residuos de todo tipo y propician la intrusión de agua salada en los cauces aptos para consumo.

España: cambio climático y sobreexplotación

Existen dos razones para que prestemos una atención especial a este tema en nuestro país. En primer lugar, somos uno de los territorios en los que se prevé una desertización más rápida como consecuencia del cambio climático. En segundo lugar, el desarrollo turístico español se ha realizado abusando de la construcción y ha provocado masificación en determinadas zonas del litoral.

Si hablamos de sobreexplotación de los recursos hídricos, el turismo de golf es actualmente el que más controversia genera. En el plano económico y empresarial, esta modalidad de negocio que combina instalaciones deportivas y complejos residenciales y hoteleros se ha consolidado como una alternativa al turismo de sol y playa, rompiendo además la estacionalidad que lo caracterizaba. Los promotores de nuestro país han apostado fuerte por estos proyectos en los últimos años y actualmente España acapara el 35% del mercado en Europa, con más de 400 campos activos.

El Levante español tiene el mayor número de instalaciones de este tipo debido a sus suaves inviernos, pero también es una de las zonas más áridas y con mayor actividad agrícola del país. Esta circunstancia ha provocado un amplio debate sobre la viabilidad ambiental de la situación. Aunque ninguna autoridad se pone de acuerdo en las cifras, es obvio que el mantenimiento del césped consume grandes cantidades de agua. Además, estos proyectos llevan aparejada la construcción de grandes urbanizaciones y hoteles que aumentan el consumo. En la actualidad, algunos campos se riegan con aguas residuales depuradas de las viviendas de sus complejos pero, en cualquier caso, el impacto en los acuíferos es innegable.

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