3/21/2011

¿Todos ricos?

En este mundo globalizado en el que nos ha tocado vivir, cerca de un 80% de la población suspira por alcanzar las cotas de bienestar de las que disfruta un ciudadano medio de los países desarrollados. Pero, para hacer realidad su sueño, a todas luces legítimo, los aspirantes deben cumplir un requisito imprescindible: igualar, o como mínimo aproximar, su consumo energético al de los países que pertenecen al selecto club de los privilegiados. ¿Es eso factible? ¿De qué cantidad de energía estaríamos hablando?

Para responder a estas cuestiones conviene hacer cuentas. Un habitante de EE. UU. consume anualmente unas 7,9 toneladas equivalentes de petróleo (Tep), mientras que el consumo medio por persona en el mundo es de 1,68 Tep (casi cinco veces menos). Teniendo en cuenta que la población del planeta se acerca a los 6.700 millones de personas, si aplicásemos la tasa de consumo energético per cápita de EE. UU. al conjunto de los habitantes del mundo, obtendríamos un resultado equivalente al de un planeta poblado por algo más de 31.500 millones de almas consumiendo energía según el patrón mundial promedio actual.



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