4/05/2011

¿Se salvará por fin el atún rojo? HAZ UN resumen de efectos en la cadena trófica, y razona tu respuesta

El agua utilizada para refrigerar desde el exterior los reactores dañados por el accidente se ha convertido en un residuo nuclear más en Fukushima. Hasta ahora, la compañía que opera la central (Tepco) la ha estado almacenando en un tanque del circuito de condensación para evitar que fuese a parar al mar de forma incontrolada. Eso en el mejor de los casos, porque la planta atómica aún tiene grietas por las que el agua contaminada está llegando al mar sin control. Los técnicos de la central llevan días tratando de encontrar las vías de agua por donde se filtra, pero aún no han dado con ellas.

En las últimas jornadas, la filtración de agua altamente contaminada hasta los edificios de turbinas de la planta ha obligado a verter 11.500 toneladas de agua radiactiva al océano. Se trata de un agua de radiación baja que Tepco llevará al mar para dejar espacio en el tanque de condensación y poder albergar el agua presente en los edificios de turbinas, que contiene 1.000 veces más radiactividad de la que debe recibir una persona en un año. Los técnicos aún no saben de dónde procede el líquido que ha ido a parar a las turbinas.

Sin embargo, aunque sea un agua de radiactividad baja puede tener un efecto grave sobre los ecosistemas marinos y sobre los productos pesqueros. Los cálculos de Tepco indican que el impacto sobre un adulto que comiera pescado procedente del agua contaminada sería de 0,6 milisieverts al año, el 25% de la dosis anual de radiación a la que la población está expuesta en la naturaleza. Quizá no suponga un problema a corto plazo, pero puede convertirse en una amenaza en los próximos años, según los expertos.

Se acumula en los depredadores marinos

"El mayor problema es que las corrientes oceánicas transportan las partículas radiactivas por todo el mundo. Ya se han detectado en la costa este de Estados Unidos niveles de radiactividad que no son tan mínimos", asegura Eduardo Rodríguez-Farré, profesor de investigación del CSIC y miembro del Comité Científico de la UE sobre riesgos para la salud. "Estas partículas entran en la cadena trófica y se van acumulando en los organismos".

Pero el problema está en la acumulación de las partículas de vidas largas. Y no sólo para los consumidores del pescado japonés. Algunos expertos señalan que la presencia de cesio es una amenaza para la pesca mundial a largo plazo. La mayor parte de las partículas radiactivas vertidas al mar son de yodo-131 y no preocupan mucho a las autoridades debido a que se vuelven inocuas en 40 días. Sin embargo, también se ha detectado la presencia de cesio-137, cuya vida media es de 30 años y tarda 150 en volverse inofensivo.

La radiactividad es acumulativa, o que supone un problema grave en las partes altas de la cadena alimenticia. Los depredadores -como el atún o el pez espada- retienen las partículas radiactivas que contienen las presas que se comen durante toda su vida. La radiactividad va aumentando en ellos de forma constante. "Habría que hacer controles rutinarios en el pescado, no de todos los productos, pero sí de una muestra de ellos, por precaución", asegura Rodríguez-Farré.

Por cierto que en España sólo se hacen análisis de radiactividad a alimentos cuando son producidos cerca de una central nuclear española. Un producto pesquero radiactivo procedente de Japón, o de cualquier otra parte del mundo, podría llegar a las tiendas españolas sin problema alguno.


en elmundo.es

7 comentarios:

GRM dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Angélica dijo...
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Angélica dijo...

Los principales efectos de la bioacumulación de las partículas radiactivas, sobre todo el cesio-137, por sus 150 años de vida , pueden llegar a ser mortales. Me explico, los vertidos radiactivos al mar, no sólo afectan a los productores, sino que afectan a toda la cadena trófica que se va alimentando de esos individuos contaminados y hace que aumente la radioactividad en los consumidores. Así, va pasando por todos los eslabones de la cadena trófica, llegando, finalmente, al ser humano.
Sin embargo, no solo es peligroso para la raza humana, sino que esa radiación adicional que están vertiendo el mar, provocará la pérdida de mucha flora y fauna marina. Sin olvidar, el tiempo que las partículas estarán pululando por el mar,a sus anchas, y sin remedio alguno. Y aunque algunos tenga la idea de que los mares son capaces de diluir, dispersar y degradar todo tipo de contaminantes, se equivocan todo tiene su limite.

Yei dijo...

Esto tiene un nombre: bioacumulación. Como si se tratase de metales pesados u otras sustancias similares la concentración de radiactividad va a ir aumentando exponencialmente conforme avanzamos en las cadenas trófica así que el atún rojo, como consumidor de alto nivel, va a volverse más radioactivo que Hulk en la central de Ascó. Y quien sabe, a lo mejor con esto de la radiación a la gente le entra miedo y se hace ovolactovegetariana (empezando por mi) y damos un respiro a la "Mama Tierra" para que regenere su fauna (y con tanta mutación no descarto una explosión en la biodiversidad igual que tras las extinciones masivas).
Ya no sé si tomármelo a broma o no, pero supongo que para llorar siempre estoy a tiempo, así que dentro de poco espero ver atunes rojos gigantes tomando el Té en la terraza de algún bar (jajaja).

Tere dijo...

Creo que lo que ha ocurrido en Fukushima es un hecho para dejar ya de una vez a un lado las centrales nucleares. Está bastante claro que son un peligro, por mucha seguridad que haya, “nuestro” planeta siempre nos puede sorprender. Tepco debería haber tenido una solución mejor ante la situación, pues haber tirado el agua radioactiva al mar es lo peor y según otros expertos se podría haber construido reservorios para almacenar el agua temporalmente. Con este vertido se verá afectada la industria pesquera japonesa, pero no solo esta sino la industria pesquera en general, pues recordando el concepto de bioacumulación, como la acumulación de sustancias, entre ellas contaminantes, a lo largo de las cadenas tróficas, muchísimas especies se verán afectadas y entre ella nosotros, que somos los últimos de dichas cadenas y la cantidad de contaminante que nos llega es mayor. Además el mar es un gran dispersor de sustancias y al igual que a los osos polares ha llegado el mercurio, el cesio y yodo también se dispersaran. Incluso el yodo ya ha llegado a España. Pero en fin, si no vemos las consecuencias ahora, las veremos más tarde. Todo a su debido tiempo.

manuel david dijo...

Para empezar lo de la central de fukushima es un desastre, ya que la radicacion que crea( entre otras cosas)va a ser muy peligrosa. En cuanto a tepco se creen que diciendonos que el yodo desaparece ns lo vamos a creer del todo todas las personas. Pero aunque fuera cierto esta el cesio que tarda un monton de tiempo en desaparecer y eso provoca que se acumule a lo largo de las cadenas troficas destruyendo la fauna y podiendo llegar a nosotros, y como consecuencia contaminarnos. Pero bueno somos tan cretentes a lo que nos dicen que pasamos, pero cuando llegue el el "madremia" no se podra hacer nada y nos tendremos que aguantar. " Somos asi de ignorantes".

Cris Marín dijo...

La radiación que se vierte al mar, además de tardar años en hacerse inocua y llegar a todos los océanos del mundo, se acumula a lo largo de las cadenas tróficas. Esta bioacumulación provoca que los escalones más elevados de las prirámides tróficas sean los que más sufran los efectos de la contaminación. Y es que esos animales, como el atún rojo, no pueden cambiar sus hábitos alimentarios. Los humanos, en cambio, dejamos de consumir las especies contaminadas. Por supuesto; nosotros nos desvinculamos de los errores que tenemos, y que ya se las arreglen las otras especies. Pero estas modificaciones tienen un punto positivo: ciertas especies en peligro de extinción podrán incrementar su población. El problema es que esas especies, entre las que está nuestro atún rojo, pueden crecer y reproducirse normalmente, o salir con dos colas.